Nueva advertencia de los científicos del clima del IPCC se dirige hacia nosotros
¿Recuerdas el Código Rojo para la Humanidad? Fue el informe de advertencia del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), el cual está compuesto por los principales científicos del clima del mundo. Emitido en agosto pasado, el informe fue el resumen más reciente de lo que le está sucediendo a nuestro sistema climático y hacia dónde nos dirigimos si no se toman las medidas necesarias.
Bueno, las y los científicos están de vuelta.
El 28 de febrero se publicará la segunda de las cuatro partes de la última evaluación del IPCC. El informe continuará justo donde se quedó el anterior: centrándose en los impactos de la crisis climática en la humanidad, nuestros hogares, los medios de subsistencia y los ecosistemas de los que dependemos.
¿Realmente necesitamos otro informe?
¡Por supuesto! No necesitamos otro informe para darnos cuenta de que ya estamos en serios problemas, pero sí necesitamos una evaluación actualizada de las posibilidades que tenemos enfrente.
La crisis climática actual no es lo que era hace 5, 10 o, de hecho, 32 años, cuando la comunidad científica entregó su primera evaluación integral a los gobiernos del mundo. Sigue evolucionando.
Desde su anterior evaluación en 2014, la situación ha vuelto a empeorar. La Administración Nacional Océanica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) advirtió que los años transcurridos desde entonces, 2013-2021, se encontraban entre los diez años más cálidos registrados. Según la Organización Meteorológica Mundial, ahora estamos oficialmente en un territorio desconocido con el cambio climático.
Por lo tanto, es vital ahora, más que nunca, que la comunidad científica mundial se reúna y forme una imagen conectada de lo que se avecina y cómo la emergencia climática interactúa con otras crisis para informar los pasos que tomaremos en estos críticos y decisivos años.
Esto es lo que esperamos aprender de la siguiente parte del Sexto Informe de Evaluación del IPCC:
- Cómo el calentamiento ya nos está afectando a los seres humanos y a otras formas de vida en la tierra.
- Cómo aumentarán los impactos y riesgos climáticos con un mayor calentamiento, y cómo las acciones y no acciones afectan esos riesgos.
- Cómo y en qué medida se pueden adaptar los impactos y reducir los riesgos.
- Donde se están excediendo los límites de adaptación, causando pérdidas y daños.
- Qué causa vulnerabilidades particulares a los impactos y riesgos climáticos, y cómo se deben reducir esas vulnerabilidades y construir resiliencia.
- Cómo es la situación particular de las comunidades costeras, ciudades y asentamientos junto al mar.
- Cuál es el papel de la justicia social y la equidad en el desarrollo resiliente al clima.
- Qué soluciones podrían hacer que nuestras sociedades estén más preparadas para el calentamiento, el aumento del nivel del mar y otros cambios que ya no podemos evitar.
¿Qué sigue?
El informe de febrero cubrirá mucho, pero aún no cubrirá cómo reducir la contaminación climática y un mayor calentamiento. Eso se tratará en la tercera parte de la evaluación general del IPCC en abril, con un informe de síntesis (SYR) que reunirá la historia completa del Sexto Informe de Evaluación en octubre.
Estos informes serán cruciales para las discusiones de políticas para enfrentar los problemas urgentes de adaptación y pérdidas y daños, y enmarcarán la narrativa hacia la conferencia climática COP27 en Egipto en noviembre, cuando los países se preparen para revisar sus objetivos climáticos nacionales en consonancia con el Acuerdo de París.
Confiamos en el trabajo crítico de los científicos para identificar problemas y proponer soluciones. Películas recientes como Don’t Look Up nos han recordado los desafíos que enfrentan los científicos cuando intentan comunicar la urgencia de la acción. Asegurémonos de que esta vez no solo sean escuchados, sino también escuchados, y que la ciencia se encuentre con la acción.
Necesitamos acción climática urgente y contundente, tenemos que dejar el petróleo bajo tierra y transitar hacia una economía limpia, sustentable y equitativa. El gobierno tiene que respetar los acuerdos que el país ha adoptado tanto nacional como internacionalmente y que están plasmados en las leyes mexicanas.
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